martes, 3 de noviembre de 2009

Podría haber llorado un mar de lágrimas saladas, arrojarme a los abismos y partirme en dos el alma, desatar la tempestad y el huracán de mi garganta, y confesar desesperado que no puedo con mi rabia. Aunque en mi actitud no soy tan evidente, no puedo sufrir más, que el dolor cuando es por dentro es más fuerte, no se alivia con decírselo a la gente...

No hay comentarios:

Publicar un comentario